Tienes razón, yo no sé adónde voy. Y sin embargo me gusta cargar mapas en mi mochila, por si acaso me pierdo. He encerrado con un círculo la farmacia mas cercana desde aquí, dudo mucho que tengan pastillas para el dolor del alma pero a lo mejor puedan hacer algo contra ésta asfixia que me sube desde el pie derecho. También he destacado en colores las diferentes rutas que conducen hasta tu tejado, te acuerdas? tu y yo solos lanzando piedras a las estrellas hasta que una de ellas se cayó y terminó enredandose en tu flequillo, desde entonces voy con los ojos deslumbrados dando tumbos por las calles oscuras.
Tienes razón, tampoco sé en realidad qué es lo que busco. Me gusta perseguir huellas y asi es como termino siempre entre caminos cruzados entre dos tierras. Aveces piso el fango y me caigo. Aveces tropiezo con las piedras que otros han pateado. Pero siempre, no sé cómo, no sé por qué, hay una ladera que se abre ante mis pasos en el ultimo minuto y por efecto de algún tipo de abducción siempre despierto aquí, entre tus brazos. Y después de todo me parece el mejor de los destinos.